jueves, 30 de abril de 2009

LOS DANZANTES DE BURGOS

Los Danzantes de Burgos con sus Tetines encarnan una de nuestras inmemoriales tradiciones culturales de más recia raigambre, sus antecedentes históricos, aunque no excesivamente documentados, se remontan a las celebraciones del Corpus Christi de 1.463 donde ya existe constancia de su participación para mayor solemnidad tal y como corresponde a la Cabeza de Castilla.



EFIGIES EN BRONCE DE TETÍN Y DANZANTE

ANTE LA CAPITANÍA DE BURGOS


Se trata de un grupo de doce niños dirigido por el “Tetín Mayor” a quien auxilian otros tres “Tetines”, todos ellos acompañados de dos Dulzaineros y un Tambor Redoblante más otros tres niños aprendices de Danzante que ayudan a distribuir y recoger los trebejos de las danzas por lo que se les denomina “Paleros”.

La indumentaria tradicional de los Danzantes es a guisa de “Paje de Corte” y data del siglo XVI, lo que nos da una idea de su antigüedad, aunque anteriormente llevasen otras no consignadas y aun más vetustas que hubieron de remozar, está compuesta de tonelete con sobremangas de terciopelo rubro con galones estofados de oro, gorra a juego con vistoso airón blanco, camisa cruda de encaje, calzas carachas con sandalias que -no mucho ha- aun se les confeccionaban a medida, y tahalí de cordobán colgando al talabarte. Los Paleros visten igual pero de color verdusco dada su impericia.

Los Tetines van tocados de vistosas mitras y sus gayos trajes de fieltro dibujan rombos de colores que recuerdan al de los “Zaharrones” de nuestro carnaval más ancestral o al del “Capidiablo” y “el Colacho” de la Celebración del Corpus Christi, en la mano llevan un zurriago de cola de buey lo que unido a la mitra les entronca de alguna manera con personificaciones de antiguas mitologías. Sus atavíos alternan de los colores grana, sinople y blanco, mientras que el del Tetín Mayor se distingue por su fondo índigo, los remates en punta, tanto del cuello como los de los bajos de sus casacas, van adornados de sonoros cascabeles.


LOS DANZANTES DE BURGOS

ANTE LOS ARCOS DEL CONSISTORIO

Los Dulzaineros y el Tambor Redoblante van de sobrio traje negro con sombrero de ala ancha del que pende una larga cinta roja rematada en flecos dorados.

Su repertorio se compone de atávicas danzas de paloteo, espadas y arcos, y sus complicadas evoluciones son dirigidas por las distintas posiciones del zurriago de los Tetines. En sus pasacalles y algunas danzas se acompañan de tarrañuelas.

A alguna de sus añosas músicas la sabiduría popular fue capaz de ponerles letra, para mejor recordamiento, como aquella que dice:


Ha venido mayo,
bienvenido sea ,
“pa” que los danzantes,
juegen a la rueda.




Su intervención en nuestras funciones y fiestas de solemnidad contribuye a su mayor boato y esplendor y entre sus muy antiguos cometidos destacan el de bailar en las vísperas del Corpus delante de las casas de cada una de las autoridades, y el aun mas notable del “Salto de la Trucha” que ejecutan para rendir honor ante personalidades de especial relevancia.

martes, 7 de abril de 2009

EL PERDÓN DEL VIERNES SANTO DE LA CRUZ

Existe en toda España la costumbre de indultar a un reo en estas fechas de Semana Santa, lo que muchos ignoran es que esta piadosa costumbre de nuestros reyes y posteriormente de las instituciones judiciales, fue creada aquí en Burgos por Juan II de Castilla, el Padre de Isabel la Católica, por una ley suya del año 1447, que dio en llamarse “El perdón del Viernes Santo de la Cruz”.
JUAN II DE CASTILLA
ILUSTRACIÓN DE LA CRÓNICA DE JUAN DE MENA

Desde entonces muchos han sido los presos excarcelados, pero tal vez el más importante fue el Capitán General de los Comuneros, quien alcanzó esta benevolencia de manos del Emperador Carlos I, gracias a los buenos oficios cortesanos y diplomáticos del Condestable de Castilla D. Iñigo Fernández de Velasco, tío del encausado.

EL EMPERADOR CARLOS I DE CASTILLA

RETRATADO POR RUBENS

Sucedió en Burgos en la mañana del Viernes Santo de 1524, el César Carlos acompañado de los principales de su corte pasaba la Semana Santa en el Convento de Fredesval, el Condestable sabiendo la costumbre del Perdón aprovechó la ocasión para recordársela al Emperador, pero dejemos que sea la Crónica quien mejor nos lo relate:

“Ya en la mañana se acercó el Condestable D. Iñigo a D. Carlos diciéndole, con gran pesar y congoja, que su bisabuelo, D. Juan II de Castilla en unas sus Cortes de Burgos en 1447, había dado la Ley de “El Perdón del Viernes Santo de la Cruz”, por el cual Perdón se indultaba desde entonces, cada año a un reo, diciéndole que si bien quisiera pudiera exculpar al su sobrino D. Pedro Girón, hijo del Conde de Urueña que se había alzado contra él capitaneando la Revuelta Comunera, estando desde entonces preso, esperando la ejecución y ya que todos habían de morir que aún le llegase el indulto de su imperial gracia.

Mesóse la barba el Emperador y también muy quedo contestóle de los muchos pesares que le habían causado a él y a toda Castilla aquellos nobles levantiscos, pero que si Dios Nuestro Señor quería perdonar a Nos y nuestros súbditos de nuestras muchas iniquidades, el otrosí haría perdonando a D. Pedro.”

De esta forma salvó la vida el Capitán General de los Comuneros, de la misma forma que el resto de los burgaleses que habían participado, que ya habían alcanzado la amnistía por una Real Cedula firmada por el Emperador en Worms el 16 de Diciembre de 1520.

(Véase también “LA FIN DEL MUNDO”, entrada de Marzo 2008)